Desde hace un tiempo, vengo reflexionando sobre la comparativa entre mi pintura y la escultura, y gracias a un comentario de mi amiga Alicia, pensé que no vendría mal escribir sobre ello. a la escultura llegue por circunstancias personales que encierran una tristeza grande para mí y creo que ello ha motivado, junto con el momento de madurez creativa al que llegue después de tantos cuadros pintados, a expresarme de una manera distinta a la que lo hago en los cuadros. en la escultura parece y así sucede, exploro más en los grandes temas del ser humano, esos que son recurrentes en los creadores: la muerte, el sufrimiento, el drama de la vida que nos rodea, los pecados capitales, el sexo, la vida misma, …manifestado a través de personajes que muestran ese contenido con toda la crudeza de la figura en tres dimensiones. sin querer disimular u ocultar esa crudeza. al contrario, manifestándola abiertamente y sin ningún tipo de maquillaje de cara a la galería. en la misma manera de trabajar las piezas, se nota esa necesidad de volcar lo que dentro genera una necesidad de expresión critica y acida de la realidad que el ser humano ha creado, fruto de sus inmensas cojeras, pero también de eso que se nota menos, pero nos deja un atisbo de esperanza, de virtudes que también por allí en algún excepcional caso florece. en ellas no hay trampa ni cartón y con esto no digo que en mi pintura lo haya. al contrario, a la pintura llego por una necesidad existencial de encontrar mi camino y disfrutarlo de una manera lúdica. y por eso es por lo que en mis cuadros ese contenido de realidad retorcida se encuentra de una manera más sutil y en muchos casos manifestado con sentido del humor.

Pinto porque me hace feliz, juego haciendo y así me expreso, con la libertad absoluta de no tener que rendir cuentas a nadie. abiertamente y sin pretender nada más que disfrutar de mis días ampliamente haciéndolo. no significa esto último que haciendo escultura no disfrute intensamente igual, solo que, al esculpir, aparece sin buscar esa parte que todo creador debe tener, sin hacer de ello propaganda, de critica a lo que ve y le afecta, pero de una manera más directa y para mi, igualmente plástica, aunque sea en el resultado en general, menos digerible que lo que en los cuadros plasmo. tal vez sea que por ese camino le aporto a mi trabajo en su conjunto, aunque en la literatura también lo tenía, ese toque de profundidad que le da más solidez y rotundidad al trabajo. por eso se complementan tan bien y seguirán de la mano avanzando y retroalimentándose mutuamente, para continuar evolucionando y disfrutando en la búsqueda permanente de la excelencia a la que uno nunca termina de llegar, si es que lo que hace lo hace con seriedad y criterio, porque pensar en cualquier punto del camino que se ha llegado, es solo la claudicación frente a la incapacidad de seguir creciendo, mejorando y avanzando. hasta que la luz se apague y caiga el telón.